El Estado de las Naciones
Tiene lugar en estos días en el Parlamento español el debate sobre El Estado de la Nación. Se confronta una oposición que busca su hueco frente a un gobierno con mayoría absoluta que acaba de sufrir una huelga general y una remodelación ministerial, además de estar inmerso en una crisis institucional con el gobierno vasco y otra diplomática con Marruecos. Lo visto hasta el momento, trasciende los estrechos límites del país, se hace símil de la situación política del mundo en el que vivimos; frente a un línea oficial en la que la discusión no es posible, que defiende el liberalismo económico como la única opción en la que vivir, se encuentra una oposición que se queja de lo hechos: la progresiva desmantelación de las conquistas sociales, la privatización de los bienes del Estado, la desnudez diaria del ciudadano. Las quejas son justas, pero de nuevo no se ofrecen soluciones. Citaba Paco Ignacio Taibo II, en Primavera pospuesta a Daniel Cohn Bendit, el mítico dirigente del 68 francés y hoy eurodiputado que, hace más de 25 años, decía: "Confieso que puedo explicar más claramente lo que rechazo que lo que quiero". Esa postura de entonces parece más extendida de lo imaginado hoy, a pesar de los años, y produce un cansancio que lleva al hastío. La denuncia y la queja son imprescindibles, pero ¿dónde están las alternativas, las soluciones, los métodos del cambio?
lunes, 15 de julio de 2002
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