martes, 25 de noviembre de 2003

Crítica de la razón crítica
Un jardín parabólico

El observar la realidad con un cierto pensamiento escéptico puede llevar consigo una merma en la siempre positiva capacidad de asombro, esa que consigue que la ilusión por lo nuevo, lo posible, regrese a nuestro rostro. Sin embargo, esa posición levemente recelosa con lo que ocurre, se ve, se escucha, se observa, trae como consecuencia una cierta inacción que puede ser tachada de conformismo. Serán cosas del invierno que ya se siente, o de las escasas horas de luz de los últimos días de noviembre en este jardín al que la noche llega con una premura imprevista, que cubre las formas con las sombras de la tormenta y el aire boreal, y que no permite atisbar más allá de lo que deja la menguada razón o pensamiento, más triste que oscuro, y en que se alberga poca esperanza, en vista de cómo vienen las cosas... (sigue)

martes, 18 de noviembre de 2003

Tiempo de Marte
Un jardín parabólico

No resulta difícil imaginar un jardín en Marte. Bajo un atmósfera tenue y rala, un cielo de luz de mercurio, uno se imagina en el futuro a un torpe astronauta con un pequeño rastrillo tratando de ordenar la naturaleza helada y roja, arando la arena fría, de tintes oxidados, y colocando, en equilibrio zen, alguna roca limada por las tempestades e ubicando, quizás, una roca meteórica, más oscura, en un conjunto sin duda yermo, y que es igual al que lo rodea, pero distinto, al estar cambiado por la voluntad y la búsqueda de la belleza. Marte es un lugar desapacible, pero seguro hermoso... (sigue)

martes, 4 de noviembre de 2003

Regreso

Hoy me encontrado, entre los restos del naufragio de mi PC, este texto de finales de febrero de este año. Sigo pensando lo mismo, pero ahora con más intensidad. Sí, anuncio mi regreso. Iré actualizando la página poco a poco y avisando por correo o mensaje en una botella a aquellos que frecuentaban estas costas.

Quién haya llegado aquí buscando un Jardín Parabólico, este es el camino correcto. Para quien no, decirles que de aquí a siete días volveré. Mientras tanto aquí están mis Disconformidades, incoherencia y deseos de las que les hablaba...

"Estaba de un tiempo a esta parte incómodo con Mar Interior. La idea inicial con la que fue concebido, la de ser una "carta de navegación", un testigo de mi paso por la red con los comentarios e impresiones que ese recorrido había hecho en mí, no satisfacía los deseos diarios y se iba tornando más en obligación que en placer, y de ahí al desánimo y a la indolencia y a la más clara de las vagancias restaba un paso. Lo cierto es que las intenciones de un principio fueron, poco a poco, moderadas por el tiempo, la novedad y la necesidad. Y así, se me hacía menos preciso pasar muchas horas navegando por la red y más necesario compartir el mundo real, y dejar de lado el obligatorio deber del Mar Interior, al que ya sabía el tiempo, en minutos u horas, que iba a tener dedicarle cada vez que me proponía subir una nota digna. Cuando el que se compromete es uno mismo, pero el fruto de ello se muestra a los demás, es mejor no llevarlo a cabo a hacerlo mal, desganado o desabrido. La idea del respeto hacía quienes pudiesen leer estas líneas se imponía: antes el silencio que la necedad. Después, graves circunstancias personales, conocidas por muchos, obligaron a dedicar tiempo y esfuerzo a otros avatares, pero eso no exculpa un cierto abandono de unos meses a esta parte si no, más bien al contrario: el hecho de no hacerlo cuando la vida se complicaba demostraba que el Mar Interior era más carga que alivio.
Por otro lado, la red se iba haciendo a mis ojos cada día más aburrida o peor, banal, y de los pocos consuelos que se hallaban se desarrollaban fuera los comunes portales, y sí se centraban cada día más en las páginas personales, de algunos a los que llamo amigos y a otros compañeros. Así pues, vivía la incoherencia de querer continuar con Mar Interior pero sin mantener las reglas que me había impuesto, de vivir más y de contarlo, sin tiempo, de seguir en la red pero sin tener que soportar el aburrimiento que muchas veces me traía.
Finalmente creo haber llegado a un compromiso conmigo mismo que me satisface: escribir todos los días que pueda, comentar lo visto y oído, no preocuparme por las fotos, por los links (¿por qué no utilizar el término amarra?) y usar la primera persona con más naturalidad que modestia; al fin y al cabo, la razón de Mar Interior, que como diría Saramago, es un diario y como tal "una novela de un solo personaje", es contar, en primer término, de forma pública a quienes me conocen y están lejos, en qué empleo mi tiempo y si lo empleo bien. De nuevo, Saramago en su ‘bitácora impresa’ que son los Cuadernos de Lanzarote asegura que nadie escribe "un diario para decir quién es". Tampoco pienso mantener un blog para explicar eso, si no, tan sólo para entretenerme y de paso, si puedo, entretenerles a ustedes.
Creyente de las formas y las ceremonias, estoy en tránsito y en transformación, como ya anuncie, para que las intenciones aquí declaradas tomen forma visual, que no física, y los nuevos compromisos se mantengan. Quedo a su disposición."