sábado, 24 de septiembre de 2005

Farewell Spit, Nueva Zelanda

Sentado en el muro

Sentado en el muro
miro el mar
tranquilo
escucho las conversaciones
de los pescadores
escribo
sobre mis facturas
ruinas
de poesía.

Nadie me mira;
y las olas
esconden tu silencio
en mi ausencia.

Poemilla encontrado dentro del libro de Leonard cohen "la energía de los esclavos" y escrito sobre 1989 en el reverso de un recibo de un banco. Para inventario.

viernes, 23 de septiembre de 2005

Anak Krakatau

sábado, 27 de agosto de 2005

miércoles, 24 de agosto de 2005

martes, 1 de febrero de 2005

Del debate y del plan

Asisto, orgulloso y democrático, gracias a la televisión, al debate parlamentario que todos conocemos como del Plan Ibarretxe, con el convencimiento que los espacios y los tiempos que se otorgan por gracia del presidente del Congreso y buena parte de sus portavoces es un triunfo de la democracia. Triunfo es, en fin, que un ajeno, el presidente de una comunidad autónoma, la vasca, pueda hablar, en condiciones de igualdad con los parlamentarios en el lugar donde reside la soberanía del pueblo. Veo llegar al Lehendakari a la cámara baja, subir por las escaleras, dar educadamente la mano al líder del PP , Mariano Rajoy, y no la espalda como algunos han dicho y que parece que no quieren ver las imágenes de la cortesía y la educación, y sentarse, casi, como uno más, en un escaño del hemiciclo.

La decepción llega cuando se escuchan los argumentos de Juan José Ibarretxe que nos retrotraen a guerras napoleónicas, que en mis tiempos de escuela se llamaba Guerra de la Independencia, porque sí, España estaba invadida, y vascos, asturianos, gallegos y andaluces, aragoneses y madrileños, catalanes y extremeños lucharon juntos para echar al gabacho imperial; de fueros viejos, de constituciones trasnochadas, de derechos inherentes basados en milenarismos, y volví de repente al siglo XIX, para mi decepción, en un discurso que tenía más que ver con el vivan las caenas que con el liberalismo de los ilustrados, con la construcción de la política en base a los derechos del ciudadano, a la naturaleza soberana del pueblo, y no a la soberanía de la historia sobre la razón. Anacrónico, casi ridículo, pero sobre todo, tristemente decepcionante.

Después habló el presidente del Gobierno, con mano tendida y buen tino, en un discurso sin duda trabajado, voluntarioso, pero quizás superficial, como queriendo no herir a nadie y dejar puertas abiertas. Y luego habló Mariano Rajoy, que aunque obvio el saludo, forma de congraciarse con sus pares en un gesto de mala educación que le caracteriza, y metiendo, no se si desafortunadamente a las víctimas, en él. Pero habló con una coherencia inusitada, y unos argumentos de buena arquitectura, que devolvió a Ibarretxe al profundo hoyo de la Historia del que venía, de hace siglos, para tratar de traerlo, aunque sea durante un instante, al siglo XXI en el que estamos.

Juan José Ibarretxe quiso que el sentimiento se convirtiese en ley. Y así no se construyen sociedades, sólo clanes o tribus, puesto que lo irracional no puede convertirse, en ningún caso, en norma de convivencia.

Enviado por Marcial Castañón

sábado, 29 de enero de 2005

El dato oculto

(De nuevo sobre el 60º aniversario de la liberación de Auschwitz)

En los campos de concentración nazis, hace sesenta años, murieron más de cinco millones de personas que no profesaban o eran de cultura judía. Tres millones eran polacos, por ejemplo. En la clasificación moral interior había algo más que estrellas de David amarillas: había enseñas para delincuentes, vagabundos, prostitutas, homosexuales (hombres y mujeres), deficientes físicos y mentales, gitanos, testigos de Jehová, católicos recalcitrantes, prisioneros políticos (comunistas, anarquistas, socialdemocrátas), desertores, prisioneros de guerra. Algo que se ha llamado el holocausto olvidado, con razón.

Para mas información, aquí, hay una serie de enlaces muy interesantes.

viernes, 28 de enero de 2005

La colocación del adjetivo

(A propósito del 60º de la liberación de Auschwitz)

Observense estas dos frases:

Más de 6.000 republicanos españoles murieron en los campos de concentración nazis.

Más de 6.000 españoles republicanos murieron en los campos de concentración nazis.

El sentido y el mensaje cambia levemente.

Observense estas dos nuevas frases:

Más de seis millones de judios alemanes, polacos, checos, franceses judios fueron asesinados en los campos de concentración nazis.

Más de seis millones de alemanes, polacos, checos, franceses judios fueron asesinados en los campos de concentración nazis.

La primera repite la retórica del nazismo, que les acusaba de ser antes judios que alemanes. Curiosamente también repite la retórica de los judios, de esos que dicen todavía hoy "somos seis millones menos" y que no tienen dudas no sólo sobre su religión sino sobre su nacionalidad, o sea, sobre su nacionalismo, sobre lo nazional.

jueves, 27 de enero de 2005

La realidad ficcionada

Un jardín parabólico
Todo lo que está a la vista no es verdadero. El jardinero sabe bien que en su tarea, minuciosa y lenta, más por necesidad que por gusto, lo que se ve no es del todo cierto, por mucho que se empeñe, y es así aunque el paseante no se de cuenta de todo ello. El jardín, en sí mismo, es un artificio de la naturaleza que lo rodea, una recreación, una cortesía para los sentidos frente a lo agreste y lo salvaje que es la selva, el puro bosque del que el hombre ha huido para encontrar lugares más agraciados. Pero dentro del propio jardín, y aunque el duro invierno se instale entre sus setos y parterres haciendo escultura blanca de lo que fue vivo y no adormecido, existe no sólo el artificio, sino, el artefacto, el objeto botánico hecho y preparado con el inútil fin de la belleza y que en el bosque, en lo natural, no tiene cabida. La rosaleda que cuelga adormecida, casi seca, es ejemplo claro de ese artefacto, de esa flor, de la que al final sólo quedará el nombre, que en su estado natural es discreta, sencilla, casi olvidable. Esa distancia entre lo salvaje, en este caso pobre, y lo domeñado, que en su floración será exuberante, preocupa al jardinero, pues no sabe a que carta cabal quedarse. De igual manera en la televisión, la distancia entre la realidad y la noticia puede ser igual de larga o más, y de hecho sin más, dato al margen, mensaje, transformarse en completo artefacto, y por tanto lejano de la verdad que tantas veces se menciona, sin acordarnos que suele ser un concepto estadístico, un consenso, más que un hecho contrastable.
Artículo completo (Vía Martín Cué)

miércoles, 26 de enero de 2005

El zarandeo

Me llama un Martín Cué desde Madrid y me cuenta que estuvo en la manifestación del sábado que organizaba la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Y le pregunto ¿cómo es eso? "Pásaba por allí y vi mucha gente. Me quedé un rato para ver de que iba el tema, pero tardé en enterarme. El ambiente era como el de salida de misa de doce: muchos hombres mayores bien vestidos y señoras con abrigos de pieles. Pero todos parecían estar disimulando, como si el tema no fuera con ellos. No había ese ambiente solemne de manifestación silenciosa, ni el bullicio y las pancartas de las otras. Se notaba en el aire que se cocía algo, sobre todo cuando vi gente con banderas de España enrolladas y medio escondidas, como si se avergonzasen de ello". Le volví a preguntar "¿y te enteraste allí de que iba?". "Sí, pero tarde, cuando vi a una persona con una pegatina de ETA NO. Primero pensé que había habido un atentado por la mañana, pero por el tipo de gente que había no podía ser una movilización espontanea, ni por como se estaban comportando. Se cocía algo, me olió a extrema derecha y me fui".

Hoy leo en El País que el PP movilizó a sus bases aprovechando la manifestación de la Asoaciación de víctimas del terrorismo (etarra, no creo que hubiese allí víctimas del GRAPO, del GAL, del Batallón Vasco-Español, de Al Qaeda), y las impresiones de este amigo se confirman.

Ayer Rajoy se quejaba que "él lo pasó peor", y se supone que hablaba del Prestige, la guerra de Irak y el 13-M. Eran Gobierno y las manifestaciones eran contra el Gobierno. Pero no se zarandeo a nadie ni se aprovecho la coyuntura para sacar a la calle a los perros de presa, esos que tiene uno bien limpios y alimentados para que estén tranquilos y ataquen cuando sea necesario. Se prende mucho yendo al fútbol. Son el mismo tipo de gente que ocupa el fondo Sur: se los desprecia pero se hacen imprescindibles cuando de lo que se trata es de acogotar, intimidar, usar la violencia.

Enviado por Marcial Castañón

martes, 25 de enero de 2005

Una conversación de domingo

Me cuenta mi amigo Martín Cué que se pasó la mañana del domingo en el programa que hace en Radio 3 el mítico Juan Pablo Silvestre. El programa se llama Mundo Babel y estuvo, durante las dos horas que duró, junto a Eva Orúe, su webmastresa de Divertinajes, su compañera Sara Gutiérrez y la escritora de origen sefardí Esther Bendahan, y con todos, un montón de hermosas canciones. Martín me cuenta con un cierto estupor la tremenda amabilidad con la que fue tratado pero también el profundo conocimiento de sus artículos, o yo diría mejor, de sus ensayos, sobre la televisión. Por otro lado, me comenta que se sintió abrumado por Juan Pablo Silvestre que, en directo, le mostró una enorme admiración, o al menos eso dice. Siento no haber escuchado el programa. Era domingo, y el programa iba de diez a doce de la mañana. Más de una vez lo he escuchado, pero casi nunca entero, salvo cuando he estado de viaje, en el coche. Si alguien lo ha grabado o lo ha subido a Internet, por favor, envíenmelo. Siempre es agradable escuchar a un amigo.

Enviado por Marcial Castañón

miércoles, 19 de enero de 2005

Ensaladas y parterres

Un jardín parabólico
No es la primera vez que aquí se menciona la impresión que dio el observar la conversación entre Julia Otero y el entonces candidato a la presidencia del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, pocos minutos antes de ser entrevistado en el programa que ésta tenía en TV3, de nombre La Columna, y que un documental de Canal + se encargó de recoger. Zapatero le contaba a la Otero que la percepción máxima, el grado de atención que en la actualidad tenían los espectadores no superaba los nueve segundos y que, por tanto, en demasiadas ocasiones, los políticos se veían obligados a lanzar el dardo envenenado, el demagógico eslogan o la frase maliciosa, todo por captar la atención del espectador que era fugaz, por mor del medio, y esto sin decirlo, del mando a distancia, cosa que la propia Otero asentía con gratitud pues se prometía una entrevista ágil, siempre de agradecer.
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lunes, 17 de enero de 2005

Injertos, podas y transplantes
Un jardín parabólico

La noche será suya. Buenafuente llegó, por fin a A3. Estaba anunciado a este Cué por sus amigos catalanes, y otros periféricos con parabólica en el jardín. También por lo visto en las visitas a Cataluña en un pasado no tan reciente, en las noches de habitación de hotel, con un licor del minibar en las manos para conciliar el sueño. Ver a Buenafuente, aunque no se supiese catalán pero se entiende dejaba pocas dudas: había mucho talento. Ya Sardá en los 80 se encargó de descubrirlo para el resto de España y le hizo hueco en su programa de radio de la SER cuando El Terrat eran poco más o menos que un grupo de amigos y no una productora en toda regla fundamentada en guionistas que hacen muchos codos y en los actores de La Cubana, magníficos cuando tienen textos a la altura. Su opción fue clara y transplantó el programa. Lo único necesario era traducirlo al español y ya está. Y la cosa funciona. Es un mecano televisivo bien engrasado que funciona, como no.
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domingo, 16 de enero de 2005

La noticia de la semana

La noticia de la semana no es ni será, el plan Ibarretxe, ni las conversaciones de Atutxa, ni las cartas de ETA, ni las invectivas de la derecha, ni el envio de ayuda humanitaria, ni las riñas entre Venezuela y Colombia a cuenta de un terrorista, ni los trabajos de rescate en el Indico, ni la muerte de Agustín González, ni la de Victoria de los Ángeles. La noticia de la semana, y lo será cuando la actualidad se la lleve el viento como la ceniza de los cigarrillos sobre la arena de las playas en verano, la llegada de un artefacto humano a Titán, esa lejana luna de Saturno que parece llena de ríos, mares, valles, acantiladosa la imposible temperatura de 180 grados bajo cero en mitad de una neblina naranja en la que el viento ulula. Esa será la noticia de esta semana dentro de diez años y dentro de cien, cuando nadie se acuerde ni tan siquiera de nuestros nombres, y hoy, perdidos en la oscuridad de la inmediatez, muchos, ni siquiera se habrán dado cuenta de eso.

jueves, 13 de enero de 2005

De Reyes y jardines
Los Reyes Magos, prodigos, no sólo me han traído una preciosa réplica a escala en metal de un héroe de la infancia, Mazinger Z, si no que además me han dejado en los zapatos un disco duro de 80 GB para mi pobre y anticuado ordenador, con lo que me encuentro en plena tarea de ajuste y desescombro. Póngase en lo peor.

Por su parte, mi amigo Martín Cué, que cada semana asoma la patita por estas cartas, me manda un correo comentándome que ante tanta novedad televisiva le ha dado un Stendhal y que se va a ir al cine a reflexionar, para felicidad de Vallín. O sea, que esta semana se retrasa, pero que saldrá al aire.

Por si les interesa, vamos.

jueves, 6 de enero de 2005

Ritos de Solsticio III
Un jardín parabólico


Quizás, de todos ellos, el más palmario sea el caso del Concierto de Año Nuevo que cada uno de enero la Orquesta Filarmónica de Viena celebra en el Musikverein de la capital austriaca, con director invitado. Su retransmisión televisiva es la certificación más auténtica de que ya estamos en otro año. Escuchar las notas del Bello Danubio azul de los Strauss bajo la batuta, en esta ocasión de Lorin Maazel sólo podía dar dos ideas a una mente abotargada por la cena pantagruélica y una mezcla poco afortunada de los vinos: que era Año Nuevo o que TCM estaba reponiendo por enésima vez 2001, una odisea en el espacio. Pero no, era lo primero. Hecho importante y ejemplificador, puesto que ver ese concierto es, es sí, un rito, una misa cultural en la que se admite, por el hecho de asistir catódicamente a ella, que es Año Nuevo. De igual forma, su asistencia física al acto, carísima, donde la música toma una importancia bien relativa, tiene para sus asistentes la misma característica de rito que para los que gratuitamente observan el concierto desde sus casas y los miran a ellos, el público presente, que está más interesado en salir por la televisión en un descuido de las cámaras que en seguir los compases de las polkas y los valses. Es un juego especular de reconocimientos mutuos, puesto que el rito, propiamente dicho, no es el concierto en sí. El rito es su retransmisión, y todos (director, músicos, público presente, cámaras, satélites, espectadores en el mundo entero) participan y componen el rito de la celebración de la llegada del año nuevo. La eliminación de cualquiera de estos elementos (público, orquesta, concierto, Viena, televisiones) lo invalidaría, al igual que la ausencia en el programa del Bello Danubio Azul.

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