Viaje inesperado
En medio de la madrugada, mi cuñado nos propone pasar los próximos cinco días en el pueblo de sus padres. No lo pensamos demasiado y aceptamos. Llevamos demasiados días anclados en el no-verano y la idea de cruzar la cordillera y reencontrarnos con el sol y el verano resulta agradable. Decido cambiar el muro más eléctrico en el que escribo por la vieja libreta de tapas negras. Tengo vbastante correo que responder, llamadas pendientes en el contestador. No me da tiempo ni de poner un aviso. Me prometo poner al día el Mar Interior a mi regreso. No estoy seguro de poder cumplirlo. (15/08/02)
martes, 20 de agosto de 2002
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