Aprender y pensar
Una buena amiga de este mar, Elena García, es maestra de niños entre los 3 y los 5 años, una edad fascinante en la que la mente se forma y adquiere gran parte de las herramientas que usará para interpretar el mundo y a sí mismo. Elena enseña en un pueblo de las montañas de León y, hace unos días contaba las dificultades que se ha encontrado para poner en práctica una teoría educativa que no está recogida en los manuales oficiales y que se llama constructivismo. Por lo contado, básicamente, lo que se pretende es enseñar a la identificación de las letras y los números en un contexto que les da significado y valor. Lo que parece en principio de sentido común, no lo es tanto y se enfrenta a algunas premisas más basadas en la memorística que en la razón. Y es que, es cierto, que los niños llegan a la escuela hoy, y no como hace unos decenios, sabiendo que viven en un mundo de signos que no comprenden, de objetos que les hablan desde los carteles, las etiquetas, la televisión. Extranjeros en su propia lengua, turistas en un país desconocido, la carencia de ese conocimiento les hace ser intuitivos pero no tan lógicos, a un tiempo que van formando su propia teoría de la mente y su capacidad empática. El método es relacionar el signo con el significado, la letra en el contexto de lo que representa y no sólo con el sonido, la nueva palabra que se forma que comienza con su nombre. Es la construcción del lenguaje como sistema. De igual forma los números dejan de ser una línea memorística repetitiva, para descubrir que el cuatro es eso que hay en la etiqueta de tu camisa, que es más grande que la de tu compañero, que tiene un tres escrito y es más pequeña. La técnica no es ajena a otros campos, y fascina esa capacidad de interrelación: no es lejana a la manera a la que se tiene que explicar a una célula de inteligencia artificial los elementos con los que juega o como expresamos, con y sin palabras, lo que queremos decir en eso tan de moda en la red que llaman usabilidad. Es el lenguaje que construye la inteligencia y no al revés. Y hay gente peleando por ello.
domingo, 11 de agosto de 2002
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