jueves, 8 de agosto de 2002

Patriotas
La televisión muestra a los más pobres entre los colombianos, víctimas de varias bombas durante la investidura del nuevo presidente de su país. No es momento de entrar en la compleja realidad de Colombia. Tan sólo hablar de las víctimas inocentes (inocentes, ¿acaso no lo son todas?) de estos nuevos patriotas, que con la verdad automática de la nación futura, asesinan al pueblo que quieren gobernar. “Ya nos amarán cuando estemos en el poder” decía un dirigente de las FARC. El caso no es exclusivo de Colombia. La acumulación no produce cansancio o indeferencia sino más rabia, y había un precedente demasiado reciente, sólo unos días, con muerte de una niña de 6 años, y un hombre, por un coche bomba de ETA, otros patriotas de mirada exacta, de ideas monolíticas. No hay diferencias. El fanatismo, el tribalismo tiene mil caras, pero el cuerpo es el mismo, sea en Colombia, en España, en Argelia, en Israel, en Palestina. Y da el mismo asco, aunque el asco pueda ser un lujo, como concluye Savater.

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