El penúltimo de los mitos
Cayó Varsavsky, un mito, o como lo definen los amigos de DiarioDirecto "el ídolo de la nueva economía". Un enrevesado asunto financiero (bonos, fondos, créditos) le dejaron fuera de su juego en su empresa, pero no creo que con los bolsillos vacíos. Ahora es sólo un accionista más de una compañía telefónica, Jazztel, que trata de fusionarse con otra, Uni2, mientras que la causante de esa caída y de otras, Telefónica, mira para otro lado y sonríe por los bajo. El monopolio, si no es público, siempre es malo. En el otro caso hay excepciones y razones, pero temo estar entrando en un debate abierto en Denker Über y no es el caso, ni la intención. Lo cierto es que Telefónica es una gran especialista en poner las cosas difíciles cuando se tiene que usar su red para competir en un mercado que se liberalizó a regañadientes. Es imposible estar en la calle vendiendo un producto más barato de lo que te cuesta, pero ese no es el asunto. El tema es el ejemplo de Varsavsky y lo mucho que representa; el prestidigitador que creó de la nada una compañía de teléfonos en España, con una de las publicidades más inteligentes que se han visto en años, y luego un emporio de contenidos para la red, con mucha gente que puso ilusión y trabajo, Ya.com, y que fue finalmente vendida a T-Online cuando tocó el tiempo de soltar lastre, despejar el humo, esconder el botín y saltar por la borda, antes de que todo se hunda. No es el único caso. Algún día hablaremos de Terra o de las cuentas de Eresmas antes la fusión con Wanadoo. Y no es sólo un tema de economía, aunque no lo parezca. O sí.
jueves, 7 de noviembre de 2002
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