Ritos de Solsticio II
Un jardín parabólico
La televisión navideña está también para impartir esa justicia, ese equilibrio entre lo entregado y lo recibido que el mundo real no está dispuesto a dar, pero sí la tele o la Navidad, que hoy vienen a ser lo mismo. En este sentido, el episodio navideño de la primera temporada El Ala Oeste, el titulado In Excelsis Deo, que dentro de uno o dos noches reemitirá La Primera a eso de las dos de la mañana, y en unas semanas aparecerá un viernes en AXN, rozaba una extraña perfección narrativa. Al no parecer precisamente navideño lo era de una manera indubitable. Con una contención que suele ser impropia de la televisión, y una distancia emocional desacorde con las fechas, la serie de Sorkin contaba cómo uno de los asesores presidenciales es avisado al encontrarse su tarjeta en el abrigo de un mendigo muerto por el frío en Washington. El asesor se enfrenta así a otra realidad y, en un camino de expiación, averigua que el mendigo al que el azar le ha unido, era un veterano de guerra, un hombre, una vida, y no una sombra en la acera de la Historia. Extralimitándose, trata de hacer un último acto de justicia, y aprovechando su cargo, ordena que le den sepultura en el cementerio nacional con honores militares. En una simple historia, la Navidad completa tomó forma. Al final hay justicia, al final hay honor, al final hay respeto, y por todo eso no debemos perder la esperanza, y la esperanza es la Navidad misma.
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Y Felices fiestas...
jueves, 30 de diciembre de 2004
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