Apocalípticos integrados
Un jardín parabólico
El autor de un jardín se encuentra siempre con la clara sensación de que sus trabajos pueden ser incomprendidos, y como todo artista, duda de si los esfuerzos realizados para conseguir belleza serán apreciados, una situación que se acentúa cuando el responsable no tiene a su cargo un jardín privado si no un parque público en que la cultura del ornamento natural se ha vuelto popular o democrática. En ese momento, dudoso que el hecho comunicativo fruto de su trabajo llegue con la intensidad requerida, se debate entre la apocalíptica sensación de que la jardinería, o la cultura, ha llegado a su fin, o por el contrario, opta por integrarse, y acordar una visión positiva en la que todo el mundo, por primera vez en la historia, puede disfrutar del jardín, gozo privado de clases privilegiadas en el pasado no tan lejano.
Este debate entre los apocalípticos y los integrados definido en los primeros años sesenta del siglo pasado por Umberto Eco, no se circunscribe en concreto al jardín, si no que abarca todos los ámbitos de la comunicación social y la cultura... (sigue)
jueves, 5 de agosto de 2004
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