miércoles, 2 de abril de 2003

Vida en tiempos de guerra

Vida en tiempo de guerra
Durante los últimos diez días no había nada que decir pero si mucho que escuchar, que ver, que leer. La vida del que este suscribe, que no se conforma con la información que dan unos pocos, acaba siendo descrita por el amigo Juan Cueto en El País de una manera realista y veraz, y más que aproximada exacta. (Para los transatlánticos Urdaci es el director de informativos de la televisión pública española). Y así van las cosas: lectura de cinco o seis periódicos, tres cadenas de televisión informativa (CNN, BBC, Euronews) más los informativos vistos de medio lado aquí en España, con más recelo que otra cosa ( las tesis oficialistas de TVE y la guerra espectáculo de Antena 3 ) además del trabajo de Sistiaga y Fuentecilla en Telecinco, digno del mayor de los elogios. Y la cosa se pone peor porque desde hae una hora mi operador de cable ha incluido la señal de Al Jazeera entre mis 45 canales. Aunque a penas se entienden cuatro palabras (Sadam, salam, amarquia, yijad, Bagdad, Basra, amerikanis....) la sensación de haber cruzado las líneas del frente y estar al otro lado es clara.

A esto hay que sumar las crónicas sentidas de Francisco Perejil en El País y en la cadena SER de la que uno no se despega, como tampoco deja de leer Diariodirecto a todas horas, a sabiendas de quién edita las noticias. A pesar de eso, se tiene la sensación de estar desinformado, en la guerra de los periodistas encamados (enbedded) en las fuerzas de invasión, de las imágenes enviadas por videoconferencia por un teléfono móvil, y de la saturación absoluta que no puede esconder la verdad latente del dolor y el sufrimiento de una guerra injusta. Avisaba el Time sobre el creciente poder de convocatoria de las bitácoras personales y del misterio sobre la weblog bagdadí, de Salam pax pero allí también están los brigadistas españoles para seguir con el tema (hay una pareja de mi ciudad entre ellos), una vez que las de los norteamericanos como Kevin Sites o la de Joshua Kucera fueron cerradas por presión monetaria. También ver el punto de vista de un viejo maestro, como Enrique Meneses que no fue a esta guerra, pero la cuenta como nadie.

Toda una obsesión que se interrumpe para ir a las manifestaciones y actos de protesta, y saber si se está informado, y mostrarle a los responsables que pasan por encima de la opinión y los deseos del 91% de nosotros que no estamos de acuerdo y que son cómplices de asesinatos masivos. Pero estas deben de ser las cosas de vivir en una "puta democracia", como dice un concejal del PP de mi ciudad. Por todo ello se entiende el abandono de este Mar Interior, asunto que trataré de remediar, a pesar de la guerra, de la que reniego.

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