martes, 20 de agosto de 2002

Otros saberes
El señor José habla de los barcos que surcan el océano desde su pueblo en las montañas con el asombro de quien ha visto el mar por última vez hace muchos años, y más cerca, por televisión, claro. Dice que no sabe de dónde se sacan esos árboles con los que los hacen, que tienen que ser "unos buques gigantescos" para llevar miles de toneladas de carbón o de cemento. Es inútil explicarle que están hechos de hierro. "Pero hombre, cómo va a flotar una cosa hecha de hierro, con lo que pesa", argumenta. Mirando a la Luna cuenta que "lo de los astronautas" fue una película, un invento de los americanos, como las cosas que se ven en la tele y pregunta si lo hemos visto. Decimos que sí, que claro, aunque cuando ocurrió apenas habíamos nacido. El señor José sabe el nombre de cada peña, cada majada, cada cueva de su pueblo. Conoce cada ave por su sombra, intuye el camino del lobo a la fuente, el paso de los jabalís por las huertas. Alguien decía, no hace mucho, que cada civilización tiene tendencia a olvidar el conocimiento que no necesita, y en ocasiones, cuando trata de recuperarlo, no puede. Al señor José esto de Internet le parece una tontería. Y debe de serlo. (17/08/02)

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